Entrevistamos a Carlos Fuente Lafuente

Doctor acreditado en Protocolo, Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Camilo José Cela y Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Fue Jefe de Protocolo del Ayuntamiento de Oviedo, del Parlamento asturiano y del Gobierno del Principado de Asturias, durante más de quince años. Desde su creación en 1980 fue miembro del equipo de protocolo de la Fundación Princesa de Asturias, del que en 1998 asumió su dirección hasta 2013. Fue director del Instituto Universitario de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela entre 2011 y 2016, entidad desde la que creó y dirigió los primeros estudios oficiales de grado y postgrado de Protocolo y Organización de Eventos. Desde 2010 es director del International School of Event Management & Communication (ISEMCO), centro colaborador de las universidades Nebrija y Atlántico Medio, y profesor en los estudios oficiales universitarios de Grado y Postgrado en Protocolo, Organización de Eventos y Comunicación Corporativa del Centro de Estudios Universitarios (CEDEU), adscrito a la Universidad Rey Juan Carlos. Igualmente, es coordinador académico del grado universitario en Protocolo y Organización de Eventos de la Universidad del Atlántico Medio. Es profesor de la Escuela de doctorado de la Universidad Rey Juan Carlos y del Máster de Protocolo de la Universidad Europea. Es socio director de la Consultoría de Protocolo, Comunicación y Eventos CFL, trabajando para diferentes agencias, empresas e instituciones. Es vicepresidente del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos. Autor de numerosas publicaciones.
Este año ha sido muy duro tanto para la industria de eventos como para el sector educación. Carlos, siendo el director de una escuela profesional de Protocolo, y experto en Protocolo para eventos habrás vivido el declive en ambos sectores de primera mano. ¿Puedes contarnos cómo ha sido este año de incertidumbre para ti?
La pandemia no ha afectado a la demanda formativa. De hecho, al menos en nuestro Instituto ISEMCO ha subido. La necesidad de formarse y reciclarse siempre está ahí, especialmente en sectores profesionales que precisan de actualizaciones constantes. Por otra parte, el «parón» de los eventos es evidente y tardaremos al menos unos seis meses en alcanzar una cierta normalidad si no se complican las cosas. No vamos a negar que el sector, especialmente las agencias de eventos y empresas proveedoras, ha sufrido un duro revés del que sólo saldrán aquellas que supieron adaptarse a tiempo, las más fuertes por ofrecer otros productos que no decayeron y las más creativas. La pandemia, no todo ha sido malo, ha revitalizado mucho el protocolo en el ámbito institucional y empresarial, pues se han necesitado más que nunca a los expertos, sus creatividades y sus adaptaciones. La Covid’19 ha dejado el protocolo’20, una nueva forma de entender los eventos, de relatarlos en vivo, y fusionando lo híbrido con lo presencial. Cuando se vuelva a la normalidad muchas de esas cuestiones que se han hecho se quedarán porque han encontrado su hueco. Por eso la crisis nos ha dado una nueva oportunidad de cara al futuro siempre y cuando sepamos actualizarnos y reciclarnos. Personalmente, este año he tenido bastante trabajo, tanto en lo docente como consultor de protocolo y eventos. Quizá por eso de que en estos meses instituciones y empresas se han visto en la obligación de reclamar profesionales que supieran ofrecer alternativas viables y sensatas.
Muchas de las normas de Protocolo Internacional requieren de contacto físico y poca distancia social. ¿Cómo crees que va a evolucionar el protocolo con esta pandemia? ¿Crees que habrá que crear un nuevo sistema de protocolos adaptados a la nueva normalidad?
Habrá cosas que han venido para quedarse, indudablemente. Las medidas de protección no deben servir sólo para esta pandemia, sino que muchas de ellas deberemos seguir manteniéndolas para garantizar los eventos seguros en cualquier circunstancia. A nivel internacional, como nacional, hemos tenido que adaptarnos al no contacto físico, pero eso pasará y volveremos a las costumbres internacionales, aunque no tengo duda que las tecnologías de la comunicación se han desarrollado muy bien y habrá que seguir con ellas, porque desde un correcto aprovechamiento terminan por resultar muy rentables. Pero en cualquier caso nunca podrán acabar con la necesidad del contacto y de las relaciones humanas en el «face to face». Creo que se acabaron las reuniones presenciales innecesarias cuando comportan gastos e incomodidades, pero seguirán las que realmente requieren el diálogo constante y de cercanía.
Vivimos en un panorama de incertidumbre constante. Colaboráis en eventos como los Premios Goya o los Premios Feroz, ¿Cómo crees que será la industria de los eventos en 2021? ¿Crees que se podrán celebrar estos encuentros este año?
Estamos convencidos de que todos los grandes eventos culturales programados para el 2021 se celebrarán. Ahora se están planificando de acuerdo a las normativas y exigencias de la pandemia, pero se mantienen en formato presencial, con mucho menos público, pero con mayor relevancia de las tecnologías de la comunicación. Lo más importante es que los organizadores y públicos no se olviden de lo que está pasando y pasó, para que desde los eventos no cometamos errores que puedan llevarnos a situaciones parecidas.
La industria de los eventos en 2021 será mucho más imaginativa, se centrará más en el relato y la narrativa sencilla, mediante el uso de mensajes y puestas en escena que transmitan mucha mayor potencialidad. No hace falta llenar los espacios para que un evento sea rentable, por lo tanto trabajaremos con prudencia, pero a sabiendas que hay «nicho» suficiente de trabajo si tiramos de la necesaria creatividad y aprovechamiento de los medios que están a nuestro alcance. Miro el año con optimismo y creo que a partir de junio -si no se produce un revés grande- la industria comenzará a ver el panorama bastante mejor. Fue la primera en pararse, pero también será la primera en salir.
"Nuestra industria fue la primera en pararse, pero también será la primera en salir."
Este año han sido muchas las medidas sanitarias que hemos tenido que tomar tanto en la industria de los eventos como en el Protocolo Institucional, ¿Cuál ha sido el error más grave de protocolo que ha habido en un evento oficial? ¿Cómo se podía haber solventado?
Ha habido fallos, como también notables aciertos. Al principio de la pandemia se desconocían muchas cosas de la Covid’19 que hoy está ya en nuestras mentes. Hemos aprendido de esos errores y creo que se harán eventos más seguros. Los principales fallos en el ámbito oficial fueron recurrir en muchas ocasiones a una lejanía conceptual en los eventos, no tomando medidas para concebir los actos de forma que generasen la cercanía, la proximidad y la captación de los mensajes. Han faltado relatos claros, que son claves hoy. Poco a poco, y con las reuniones promovidas por el Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos que hemos creado en junio pasado un nutrido grupo de grandes profesionales, con sus jornadas de encuentro que han sido exitosas, se ha logrado transmitir esa necesidad de mentalizar a los organizadores en las nuevas necesidades y medios para resolverlas.
Mencionas que el pasado junio creasteis el Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos. ¿Puedes hablarnos más acerca de esta iniciativa? ¿En qué consiste? ¿Qué objetivos persigue?
El Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos – OPPE es una organización no gubernamental, sin ánimo de lucro y apolítica nacida a raíz del confinamiento decretado en España a consecuencia de la pandemia ocasionada por la Covid-19, que dio la oportunidad a los profesionales del sector a reunirse a través de jornadas virtuales para debatir la actualidad del sector así como sus carencias y necesidades.
El OPPE trabaja por la puesta en marcha de proyectos de investigación en los diferentes ámbitos del protocolo y organización de eventos para servir como guía a la profesión, instituciones y particulares que quieran acercarse a un conocimiento científico del sector, para lograr unificar criterios, aclarar dudas y ofrecer un saber actualizado del sector, sus normas y técnicas de forma efectiva.
Entre sus objetivos está:
· OBSERVAR. Identificar y analizar la situación real del sector, sus carencias, necesidades y tendencias.
· INVESTIGAR. establecer métodos de estudio, investigación y análisis de la profesión que permitan un conocimiento fiable y actualizado del sector desde las diferentes perspectivas de acercamiento.
· COMPARTIR Y DIFUNDIR. El OPPE ha creado un fondo de documentación que facilite ese acercamiento y los trabajos de investigación, además del compromiso de comunicar y difundir los resultados de investigación obtenidos.
· IMPULSAR. Analizar las tendencias y promover la innovación en sector del protocolo y eventos sin olvidar las necesidades de responsabilidad social corporativa que deben imperar en nuestra sociedad.
Con las restricciones de movilidad imagino que se habrán suspendido muchas reuniones Internacionales entre cabezas de Estados y Casas Reales, ¿Cómo se han afrontado este tipo de reuniones que suelen ser grandes celebraciones, en un entorno digital?
Se han suspendido muchas reuniones, más del 95 % en todo el mundo. No quedaba otra. No obstante, algunas de ellas imprescindibles se han celebrado siguiendo rigurosas medidas de protección. En otros casos se han sustituido por encuentros virtuales que han precisado de escenografías diferentes y mayor fortaleza visual y oral. Se ha conseguido convencer que menos tiempo es más, que todos los eventos deben tener una medida razonable. Los eventos de cortesía internacional han quedado totalmente parados a la espera de la superación de esta crisis, pero volverán con el tiempo. Tampoco hay que olvidar que la diplomacia digital lleva ya años entre nosotros.
De cara al futuro de los eventos y el Protocolo, ¿crees que este nuevo entorno digital en Protocolo Internacional se aplicará únicamente durante la pandemia o seguiremos digitalizando el protocolo de ahora en adelante?
Como señalaba antes, llevamos ya casi dos décadas con una fuerte diplomacia digital, que evita viajes innecesarios y facilita la rapidez en las decisiones. En cualquier caso, muchas de las herramientas tecnológicas que hemos utilizado en esta crisis se quedarán cuando la pandemia pase. Tenemos que ser conscientes de que muchas cosas hechas en esta crisis han sido útiles y eficaces, ¿por qué prescindir de ellas? La digitalización de las relaciones internacionales proseguirá, los entornos virtuales seguirán, pero no hay que olvidar que iremos recuperando los encuentros siempre que sean realmente necesarios. En eso no tengo la menor duda.