Antes de comenzar a definir nuestros invitados, tenemos que pararnos a pensar qué tipo de evento vamos a organizar. No es lo mismo un concierto que un acto institucional. Conocer la naturaleza del proyecto, el objetivo y a quién queremos llegar es primordial a la hora de abordar esta fase. Tenemos que intentar, en la medida de lo posible, tener la lista cerrada con antelación para comenzar con la gestión de las invitaciones. Es importante crear una base de datos con nombre y apellidos, dirección, correo electrónico y teléfono de nuestros asistentes como mínimo. En algunos eventos, tenemos que disponer además de servicio de transfer en el caso de que el invitado tenga que desplazarse desde su lugar de origen. Hay muchas casuísticas y este es el momento donde tenemos que pararnos a analizar cada una de ellas.
Una vez tengamos el listado, tenemos que revisar los posibles errores cometidos durante el proceso. Los más comunes suelen ser: duplicidades de invitados, domicilios incorrectos, tratamientos incorrectos o teléfono erróneo.
Cuando tengamos todo bien hilado y estamos seguros de que no se nos ha colado alguna errata, trabajaremos otros aspectos del evento con este listado tales como: seating plan, welcome pack, aforos, photocall, catering, prensa, presidencias, seguridad, acreditaciones y ubicación en el patio de butacas.